BDSM y Libertad


 El Subspace y los placeres de las lagrimas

Cundo entre al mundo del BDSM jamás me imagine hundirme tanto en la espiral que desciende con los juegos de impacto y los roles establecidos, lo que mas llamo mi atención fue siempre la expresión de las personas durante las sesiones, desde privadas hasta en reuniones, era como si un carnívoro entrara en un frenesí acompañado de una sonrisa ladeada, sudor y un sabor particular a sangre.

Gracias a mis recientes interacciones recordé estos pensamientos que tuvieron su resolución hace algún tiempo cuando descubrí lo que significaba el subspace, un estado mental parecido al efecto de las drogas ligeras a el que las personas sumisas pueden llegar dentro de una interacción con su dominante; En mi caso particular, puedo sentirlo sin necesidad de ser dominada, llevo demasiados años practicando como para no reconocer mis estados mentales y que los detona pero gracias a esa interacción de la que hable antes es que descubrí que su duración puede variar mucho mas que las comunes dos horas y me he visto en la necesidad de compartir esta experiencia con usted, amable lector.

Como muchos de mis allegados sabrán, tengo un gusto particular por las fantasías de control, poder y bastante dominación así que es natural en mi buscar relaciones, tanto sexuales como amorosas llenas de ese tipo de aire, unas veces bien, otras mal, independientemente de el resultado mi patrón sexual es claro, hombres o mujeres cargados de una energía autoritaria abrumadora, fue así como conocí a mi ultimo compañero.

No niego que mi estado no es el mejor para una sesión larga ya que mi cuerpo sufre cambios drásticos constantemente y las vitaminas parecen no ayudar con mi color pero aun puedo sobrellevar la carga emocional, física y psicológica que requiere una de 3 a 4 horas y es aquí donde entra la experiencia que he venido a compartirles; Tranquilamente atada en el suelo de madera de un hogar que no me pertenece y tratando de desviar mi mente del dolor que provocaba la cera de una vela que casi no incluía parafina escuche palabras de los labios del hombre que me torturaba que de inmediato encendieron algo dentro de mi, fue como si se quebrara un espacio entre mis costillas y subiera hasta mi pecho esa sensación de dulce bienestar mezclado con un doloroso placer lleno de ardor, comenzó a faltarme el aire y supe perfectamente que era lo que estaba sucediendo...mi subspace me había atacado sin siquiera avisarme y estaba destruyéndome.

Algo que jamás creí llegar a sentir fue una laguna no relacionada al alcohol, recuerdo esa sensación subiendo por mi espina dorsal, un intenso placer y después una comodidad que no había experimentado para de un momento a otro despertar a un costado de el aun sintiendo un intenso hormigueo a la altura del corazón  y un adormecido sentido del tacto, curiosamente podía oler todo a mi alrededor con extrema claridad, el incienso de la sesión, el aroma a sudor y la colonia de tono fresco que me envolvía con fuerza, en ese estado tan peligrosamente cercano a la adicción fue que me di un baño, cene e incluso llegue a casa, cuando se despidió  pude oler el aroma a shampoo de miel en su cabello y los rastros de este en el mío; No pude dormir, estaba absorta en esa nueva sensación, tan duradera y profunda, me levante a trabajar y fue cuando condené mi sentimiento.

Hay un lado mas malo que bueno en este tipo de experiencias, para cada subspace hay un subdrop, un bajón emocional, una resaca de aquel estado tan dulce, después de concentrarme en el trabajo debido a sus exigencias de memoria salí de ahí cansada y resignada, fue cuando me di cuenta de que sentía el cuerpo pesado, adolorido, la cabeza punzaba y los pensamientos no dejaban de llegar en un torrente de intensa desolación, por suerte las personas que tienen el privilegio de acercarse a mi sexualmente son muy experimentadas o de verdad confió mucho en ellas, el era de las primeras, me llamo en cuanto respondí su mensaje de la noche anterior y pregunto mi situación, atento sin duda y preocupado por mi caída fue a recogerme, como todo dominante decente y con un poco de sentido común realizo de manera excelente su aftercare (que es el cuidado necesario después de una sesión por su alto contenido emocional) y se aseguro de manejar mis emociones de manera responsable, cuando alguien pone su vida en tus manos a propósito es tu deber hacerte cargo de lo que con tanta confianza se te otorga.

Después de jugo de naranja, dos peluches de la maquina de garra y un no nutritivo almuerzo de nuggets y papas pude recuperar un poco de mi estado mental, pero incluso con todos esos sentimientos arremolinándose en mi interior, la confusión y el dolor físico fue que vi dentro de mi un par de destellos de ese estado tan intenso de la noche pasada, cuando volví a casa y el cansancio pudo conmigo caí para no despertar hasta el día siguiente.

Cuando por fin pude analizar todos los sentimientos a mi alrededor pude colocar un margen mas especifico, pase aproximadamente 16 horas en un estado de conciencia alterada completamente nuevo que gustosa volvería a repetir.

La cosa con el BDSM es que te incita a buscar tus propios placeres, tus comodidades y lo que te hace sentirte feliz, te permite experimentar y averiguar por cuenta propia que es lo que te hace volar aun y cuando necesites ayuda para esos estados que no puedes alcanzar sola, he descubierto un nuevo pico de placer y estoy segura de que no será el ultimo.

Y usted querido lector, ¿Qué espera para probar ese juego extraño del que leyó el otro día? ¿Aun va a fingir que no llamo su atención aquella pinza con la que se lastimo accidentalmente mientras ponía su ropa al sol?

No me queda mas que instarlos a disfrutar de sus cuerpos y a recibir con buena cara sus propias perversiones, uno nunca sabe que se encontrara detrás de esa puerta que no se atreve a abrir, confié en mi, tirela de una patada...el resultado lo va a complacer.

Siempre tuya, JB 💜

Escrito por: Itzel Illescas


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