Los peligros de ser veinteañera, Hipocondriaca

 

¿Puedes morir si tienes un lunar extraño?

Los últimos años he reparado en un aspecto de mi particularmente especifico, le tengo un pavor indescriptible a enfermarme. No es solo un miedo pequeño a que me muerda un perro o un catarro mal tratado, me refiero específicamente a los hospitales, me aterra la idea de encontrarme en la (hasta ahora desconocida) postración, El covid parece ser la causa principal de este nuevo pánico aunque no puedo evitar notar que este miedo se a extendido en mi desde mi mayoría de edad, le tengo miedo a las enfermedades, invierto mi dinero en vitaminas y aunque descuidadamente, las tomo con regularidad no puedo evitar que se vuelva una fijación, hierro porque mamá dijo que los hijos lo necesitan, aún y cuando no los tenga, calcio en pastillas porque una amiga de mi abuela dijo que diez minutos al sol lo fijan a tus huesos (dato del cual no tengo veracidad), multivitamínicos porque uno nunca esta suficientemente preparado ante el resfriado común y la fatiga crónica.

El pánico poco racional parece ser provocado por mi aversión a las situaciones hospitalarias, los pisos que huelen a cloro y las luces blancas que tan fastidiosas son para dormir, el metal glacial de las sillas mal distribuidas y la inminente y helada aguja que entra bajo tu piel.

No estoy acostumbrada a los hospitales, sin embargo en los últimos años he pasado mucho tiempo donando sangre, desde que descubrí que no había ningún problema mientras lo hiciera con dos meses de espera me encuentro entusiasmada de ofrecerme, la parte revolucionaria propia de mi juventud que me exige encontrar maneras de ayudar se vio muy complacida de que mi sangre fuera un recurso útil...y aún con esa premisa la cosa que mas pánico me da en la vida es entrar a ese ambiente lleno de solución salina y sándwiches feos.

Cuando cumplí veinte años comencé a preocuparme enserio, mi riesgo constante gracias a mi ph y mis experiencias cada vez mas traumáticas con enfermedades y heridas me volvió una mujer que jamás le tiene miedo al conflicto pero le aterra la sangre, curiosa situación para alguien que ha estado cubierta en ella por situaciones muy impetuosas, claro que en ese momento y por la ubicación tan conflictiva de mi hogar era "normal" ver peleas violentas o incluso personas asesinadas en situaciones verdaderamente hollywoodenses; Un vecino al que apreciaba tuvo un altercado bastante fuerte y cuando su cabeza golpeo el pavimento y de su boca broto sangre mi instinto no pudo mas que salir corriendo a evitar que se ahogara en ella, curioso es que esas situaciones tan representativas de mi acercamiento a la violencia jamás fueran agresiones hacia mi, solo me gusta ser chismosa y cuando puedo ayudar no dudo en hacerlo.

Para quien desconozca mi vida reciente y mi fabuloso pero horripilante trabajo gubernamental no sabrá que me encontré en un par de situaciones complicadas gracias a mi estatus de "funcionario publico" que no podía no intervenir en los conflictos; una chica golpeada por su hermano y una mujer con un corte en el cuello por su esposo pueden atestiguar que jamás le he tenido miedo a los hombres ni a las armas pero después de las denuncias, los policías y las llamadas a emergencias mi cuerpo comienza a temblar en un terror absoluto, jamás pretendo ser débil pero no escondo mis miedos y esos momentos, donde tengo que limpiar la sangre y asegurarme de que no entro en mi de ninguna manera es cuando visualizo en el fondo de mi cabeza la entrada a los hospitales, las puertas de vidrio, doctores mirándome, el asqueroso olor a cloro y el estruendoso sonido de cualquier cosa que se mueva por el piso ya que el eco es un enemigo en lugares tan llenos de tensión.

Llegue a la conclusión de que procuro casi obsesivamente no enfermarme porque no hay un solo lugar en la tierra que me parezca tan temible como el espantoso hospital, ¿Quién lo diría? las secuelas de mis altercados siempre llevan al miedo por la atención medica.

Pero ¿Qué se yo? Solo soy una veinteañera hipocondriaca.


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